martes, 8 de abril de 2008

Bien de Abajo - Héctor Negro

Yo soy bien de abajo y anduve a los tumbos
cuerpeando la mala y al fin le gané.
Me pesó en el lomo conservar el rumbo.
Me costó mis golpes, pero no aflojé.
Peleé por la luz que quisieron robarme
y si perdí cosas, salvé lo mejor.
Hoy tengo el orgullo de no doblegarme.
De saber que nadie me vende un buzón.
Por eso mi tango nació retobado
Porque me he cansado de ver aguantar.
Cuando creo en alguien, me pongo a su lado.
Y si estoy jugado no me vuelvo atrás.
Y si es que mi vidala vivo a los saltos,
tengo tanto asfalto,que caigo "parao"
Soy sangre rebelde, muchacho de abajo
Yo creo en mis brazos, en lo que ellos dan
Y del lado izquierdo me caigo a pedazos,
cuando unos ojazos me miran de más.
Mi barrio y mi gente escuchan mi credo
que a los barquinazos aprendí a cantar.
Como un canto arisco, donde el sol que muerdo
calienta mis labios para protestar.

nos presentamos

Como hijos de Latinoamerica, donde la cultura respetada siempre fue la de unas pocas cabezas henchidas de cerebro, que a pesar de ello no han sido más que un Caballo de Troya de la cultura extranjera, abrimos este espacio para que florezca bien desde abajo la nuestra, que fue, es y será de los que no aceptan lo impuesto, ni versos bellos escritos por impecables manos, que en cada frase alimentan su ego.
Por dibujar un fiel reflejo de nuestra realidad, necesariamente despreciaremos los trazos vacíos de la cultura importada que exponen en galerías los mismos que nos hunden diariamente, que nos atrofian los sentidos diciendo qué tenemos que decir y pensar, qué podemos y no decir.
No vamos a expresarnos mirando afuera, dandole la espalda a nuestra cultura, que desde hace siglos se enriquece de los laburantes de distintas partes del mundo que vienen a nuestra ciudad.
No vamos a hablar de aquellos bellos prados cuando en realidad están alambrados.
No.
A partir de ahora vamos a gritar por nuestra cuenta, el yunque va a ser martillo.

el yunque

"Llegara el dia que el yunque cansado de ser yunque se convierta en martillo"
M. Bakunin